Las cosas cambian: ¡Firmé contrato!
Digamos que fui pésimamente realista.
Lo sé, dirán que hablo mucho y hago poco, o que soy inconsecuente. Pero esto de las «prioridades en la vida» es tema difícil. Ustedes saben que mi familia es un pilar importantísimo en mi vida, y que durante estos últimos años me he dedicado a ellos. (Bueno, si no, ahora ya lo saben). Y entonces pasó que la semana anterior a entrar de vuelta al trabajo luego de un mes de vacaciones familiares, me di cuenta de que la idea de irme sin boleto de regreso me estaba estresando de sobremanera. Así que un día después de un par de conversaciones y varios lagrimones, decidí que iba a cambiar el foco de mi viaje.
Siento mucho si estoy decepcionando a alguien en este momento.
Si el plan no funciona, cambia el plan, pero no cambies la meta.
No sé quién dijo eso pero me hace sentido completamente. Mi meta es conocer nuevas culturas, respirar otros aires… darle la vuelta al mundo viajando lento. Y esto puedo hacerlo de varias formas. Esta vez, he decidido que el plan para cumplir esa meta será viajar un año ahora, luego volver a Chile y ver qué pasa, para más tarde emprender vuelo nuevamente. De verdad me deja mucho más tranquila. Es la opción intermedia entre lo que quería hacer en un principio (irme sin ticket de regreso) y la opción extremista de quedarme en Santiago por siempre.
Y ya tengo avanzado un gran paso para esto: ¡firmé contrato con AIESEC! yujúuuuu.
¿Qué significa eso? Significa que desde ahora tengo la oportunidad de irme como pasante a alguna de las cientos de ciudades en donde ofrecen trabajos remunerados o voluntariados. Es una opción súper segura que me da el pie para comenzar. La idea es quedarme trabajando unos 3 o 4 meses en algún país del sudeste asiático, para luego irme a recorrer Asia. Dependiendo de las oportunidades, también me iría a Europa, pero no es algo que me urja, ya que sé que puedo hacer eso en otro momento. Al final, lo primordial es poder viajar sin apuros, conociendo los rincones -físicos y culturales- de cada lugar que visite.
Es entretenido porque ya empecé a buscar opciones de trabajo y he encontrado pasantías para enseñar español a niños de primaria en Rusia, o enseñar inglés a niños preescolares en Japón. Me imagino metida en una sala de clases rodeada de japonesitos diminutos sin entender lo que dicen, haciendo señas para poder comunicarnos, y me muero de ganas de comenzar.
Definitivamente esto es algo que te abre muchas puertas. AIESEC te entrega una red de contactos consolidada en todo el mundo, y te da oportunidades como estas, que de otra forma serían mucho más difíciles de conseguir. Me encanta la idea de «hacerme amiga del mundo, siendo una ciudadana global».
El siguiente paso es concretar aquella búsqueda de pasantía, que me entrevisten y me acepten. Después comprar los pasajes (cosa difícil porque pretendo irme con los kilómetros Lanpass que he estado juntando laboriosamente desde hace un montón de tiempo), hablar con mi jefa para definir los términos de mi «receso», y listo. Recién ahí creo que sentiré que esto es real, porque ahora me siento volando en una nube, dejándome llevar por el viento.
Ya vendrá un próximo posteo, mientras vaya avanzando el tiempo y se vayan concretando las piezas que le darán forma a mi viaje. Sólo me queda decir que cada día me convenzo más de que si uno quiere, puede.
**Si quieres saber qué es eso de AIESEC, haz click aquí.