Tengo un wanderlust que me está matando

wanderlust

**Traducción: Wanderlust. Es un fuerte deseo o impulso de vagar o viajar y explorar el mundo.

Tengo un wanderlust que me está matando… ¿Un qué?

No, la frase no es mía. La leí en viajandoporahí.com quizás, creo, no sé.
La palabra, esa mágica palabra, wanderlust, no recuerdo cómo la conocí. Probablemente leí algún artículo en facebook u otra red social. Estaba ella ahí esperándome, tranquila, inocente. Lista para atacarme a mí, que la buscaba tanto sin conocerla. ¡Eso era! ¡Existe una palabra para este sentimiento maldito!
Después, claro, navegando en la web encontré fotos, videos, escritos, canciones, películas, y una largo etcétera que hablaban de esta sensación. Y me sentí acompañada (qué triste decirlo). Y me di cuenta, luego, que algunos amigos sufrían este mismo síndrome y me sentí mejor.

Es cierto, este «fuerte deseo o impulso de viajar y explorar el mundo» me está matando porque no lo puedo saciar aún. Me mata de a poco, porque es incontrolable. Se une a la ansiedad y a la incertidumbre, y juntos no hay quién los pare. Son el peor trío de los sentimientos viajeros de mi historia (hasta ahora, mi pequeña historia viajera). ¿Les ha pasado algo similar?

Todo parte con tu primer viaje importante: te das cuenta que es lo que a tu vida le faltaba, que es algo que te llena como ninguna otra cosa lo hace. Y es que no hay experiencia similar. Puedo viajar mientras leo, sí, lo hago mucho, pero no, no es lo mismo. Puedo viajar cuando sueño, sí, también lo hago, pero no, no es lo mismo.
Luego, empiezas a ver que tus amigos o familia también están viajando. O te pillaste un programa de televisión donde un famosillo (típico ex chico reality o el aventurero senior de los 90′) te muestra el mundo y te lo enseña como si tú nunca fueras a tener la posibilidad de estar allá. ¡Oh, cómo me dañan! Es ahí cuando tu wanderlust empieza a manifestarse: «yo estaré ahí algún día».
Finalmente, cuando ya te decidiste a hacer un gran viaje para callar ese grito de auxilio que te nace en las entrañas, todo, todo, pero todo hace que tu wanderlust aumente. El encierro en la oficina, los problemas en la casa, los mapas del metro, los comerciales de aerolíneas con precios irrepetibles, el jingle de despegar.com, la comida extranjera, la música, etc. etc. etc.: «maldita sea, tengo un wanderlust que me está matando».

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Arraial do Cabo – Brasil – 2014

Sí, es verdad que he estado viajando con algo de constancia y aprovechando aquello para calmar ese wanderlust, pero los viajes express salvan poco cuando lo que busco en viajar lento. Los viajes express son como un tentempié cuando tienes hambre: ayudan a calmar el estómago pero al rato el hambre regresa voraz.
NO SÉ, en todo caso, qué va a pasar con mi wanderlust cuando empiece mi «gran viaje». No sé si se va a calmar o se pondrá más fuerte. Quizás evolucionará a algo diferente y nuevo (y me tocará inventar una palabra para eso) (o quizás ya haya una y yo estoy delirando ahora). Quizás se me quede en los zapatos y lo deba dar por perdido un tiempo.

¿And what?

Wanderlust, según Wikipedia (amado Dios Wiki), proviene del alemán y sólo se tienen referencias en inglés a partir de 1902. Es la mezcla de wandern (caminata) y lust (deseo). Lo de viajar por el mundo apareció después.
La palabrita ya está extendida y se conoce bien. Por ejemplo, en el campo de la psicología, se dice que el wanderlust puede provocarse por el deseo de escapar y de dejar atrás sentimientos de culpa. Ehhhh, ufff, ¿cada loco con su tema, no?
Yo, como literatalingüistaprofesora, me encanto con esto de las palabras desconocidas. Soy súper liberal en aquel sentido. Me gusta la creación de lenguaje y que el lenguaje sirva para crear. Me gusta y me admiro con ese poder de las palabras, que funcionan como herramientas mágicas y que pueden lograr tanto cosas buenas como cosas malas. El lenguaje bien usado es un arma poderosa.

Una forma de controlar tu wanderlust es siendo un turista en tu propia ciudad. A los santiaguinos les dejo aquí un tour alternativo nocturno por el Barrio Brasil, la Plaza Nuñoa y el Barrio Bellavista, para descubrir la cara oculta de la capital chilena.

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Curitiba – Brasil – 2011

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Con esta entrada como introducción comienza la Serie de Autores Invitados: textos míos o de viajeros amigos que tienen como principal temática este deseo o sentimiento que nos estremece a varios. Agradezco desde ya a todos los que se han interesado por aportar en este espacio.

¿Y tú? ¿Mueres de wanderlust? ¿Crees que se puede calmar o poner en pausa?
¡Espero comentarios!

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