Conociendo el Boeing 787 Dreamliner de American Airlines
Conociendo el Boeing 787 Dreamliner de American Airlines: el relato.
Todo comenzó conmigo en la oficina. Parte el día y abro mis tres casillas de correo (ups!) para ver las buenas nuevas. Normalmente el 80% de los mails que recibo son siempre basura, y es que estoy suscrita en chorromil newsletter de diferentes empresas, aerolíneas, universidades del mundo, etc. Pero había ahí un correo de remitente desconocido, que me llamaba por mi nombre y me invitaba a participar de una visita a las oficinas de American Airlines en el aeropuerto y luego conocer su recién llegado Boeing 787 Dreamliner. Sonaba interesantísimo, pero no entendía cómo habían llegado hasta mí si no soy periodista y el blog en ese tiempo llevaba menos de un mes.
Al día siguiente me entero que una amiga, la Nikki, que trabaja en una agencia de comunicaciones, había pasado el dato de que yo tenía un «medio de comunicación» que trataba de turismo y viajes. Claro, ahí me cayó la teja: un blog es un medio de comunicación al igual que una revista o la radio o la televisión. Sólo que el mío aún no es masivo (paro vamos por buen camino). Son muchas las reflexiones en torno a esto, ya que el poder de comunicar es grande y la información es un arma poderosa. Pero otro día hablaré sobre este tema 🙂
¡Y listo! Confirmé mi participación, mandé los papeles que me pedían (por protocolos de seguridad del aeropuerto) y pedí un día administrativo en el trabajo.
Nos juntamos a las 12hrs en las oficinas de American Airlines ubicadas en la calle Rosario Norte, comuna de Las Condes. Ahí conocí a verdaderos periodistas, que estaban en las mismas que yo, pero con el objetivo claro de llevar un relato a los medios en los que trabajaban, una buena cuña y una buena foto. ¿Yo? Yo ni cachaba que iba a poder entrevistar gente, jajajajaja. De ahí nos llevaron en una van hacia al aeropuerto, pasamos algunos protocolos de seguridad y conocimos a Martha Pantin, directora de comunicaciones para América Latina, a Karla Pérez, gerente de operaciones, y a Matías Rojas, gerente de ventas en Chile. Los tres nos recibieron súper bien, nos orientaron acerca de la compañía y respondieron a nuestras preguntas.
Luego, nos llevaron al Salon Vip de American Airlines (Admirals Club) donde nos esperaban con un cocktail exquisito, y nos hicieron un recorrido por sus espacios (hasta los baños incluso) ya que fue remodelado y reinagurado este año. Por último, lo que nos convocaba: el Boeing. Tuvimos que pasar más protocolos de seguridad, nos subieron a un bus y nos movieron por la loza del aeropuerto hasta el avión. Desde este momento a mí se me olvidó que tenía que comportarme como una escritora seria e interesada en la información, y empecé a sentirme como una niña en un parque de diversiones. ¡Es que era todo tan bacán! Los aviones ahí, tan grandes, los trabajadores con sus chalecos reflectantes, la loza inmensaaaaaaaa. Nunca había estado tan cerca de un avión de esa manera, como para poder -en serio- comparar tu tamaño con el suyo, o tocar la turbina.
Llegamos al avión y empezó una sesión de fotos para los medios. El equipo más grande era el del BCI, quienes hace poco tienen una alianza con AA para acumular millas advantage si usas las tarjetas del banco. El resto hacíamos lo que podíamos: yo ahí toda inocente con mi camarita semiprofesional que cabe en un bolsillo. Por supuesto que también pedí que me sacaran fotos a mí (es que no podía perder el momento).
Finalmemte, entramos al avión. Para mí, que sólo había volado en Airbus chicos y viejos, era todo nuevo, todo grande, todo moderno y todo lindo. Hasta me dejaron entrar a la cabina del piloto, sentarme y tocar el manubrio, pero no los botones, jajaja. No dejaba de pensar que la semana siguiente me estaría subiendo al mismo avión (pero de otra compañía) para cruzar el Océano Pacífico y empezar mi gran viaje.
El Boeing 787 Dreamliner de American Airlines tiene capacidad para 226 pasajeros, divididos en 28 asientos para Business Class, 48 para Main Cabin Extra (esencialmente es la clase turista pero con más espacio para las piernas) y 150 para la Turista (o Economy Class). Actualmente está haciendo el tramo Santiago – Dallas, y así cubre también a pasajeros que quieran hacer conexión a Hong Kong y Japón, mientras que con el tramo Santiago – Los Ángeles puede cubrir conexiones para Sydney y Auckland. Todo esto con el fin de brindar conectividad y asegurar el confort en estos tramos tan largos.
La compañía está orgullosa de su juguete nuevo. Y se lo merecen. Hace un tiempo atrás se formalizó y concretó la fusión con US Airways, y cambiaron su imagen mientras que renuevan también su cultura organizacional. Está siendo un cambio por dentro y por fuera para AA. Todo ahora es símbolo de crecimiento, manteniendo una flota joven, asegurando la calidad del servicio para los clientes y la calidad del trabajo para todos sus colaboradores (si hasta se ganaron la última Customer Cup).
Sin duda, American Airlines se está esforzando por ganar el reconocimiento del mercado chileno. Y con esto ya se ganaron el mío. Lo que pasa es que una como clienta o pasajera no suele darse cuenta de todas las operaciones y el trabajo que hay detrás de un servicio. De verdad espero poder algún día volar con esta compañía y vivir la experiencia AA.
Espero sus comentarios, como siempre. ¿Alguno ha volado en American? ¿Qué opinan del servicio? ¿Conocen su Dreamliner? ¡Saludos viajeros!